Nacido de las sombras
con la primavera madura
de un parto difícil,
sin destino,
Madrid resurge
en blanco y negro.
Expuesto al mundo
arrojado al camino
siempre buscando
nada,
nada,
no hay futuro.
Se estremecen mis huesos
el cuerpo crece.
Desciendo al miedo
y con él me cubro,
entre aceitunas verdes.
De caqui armado,
junto a Cibeles,
vigía de la noche
con tus leones,
tan cerca de ti y tan lejos.
Temprano,
muy temprano
despierta la vida,
en el mediterráneo
se refleja mi imagen.
Valencia me acoge,
huele a chufa y naranjas.
Marzo llama a la puerta,
Sevilla se despereza
adornada de farolillos,
qué bella.
Ando despacio
en tu recuerdo,
los lebreros y tus ojos,
madre Macarena.
El tren se pierde,
entre campos verdes.
Agua de lluvia,
guerra en paz,
arde la sangre
héroes en silencio.
Siempre a las cinco,
en el Astoria espero,
hasta febrero,
vestida de azul
apareces.
San Sebastián,
disfrazado de carnaval,
es Donosti.
Luna en la concha,
besos de amor,
con traje blanco
está mi ilusión.
Volando sobre las nubes
diciendo adiós,
¡Hola! canta Canarias
en una isa de bienvenida.
Las canteras,
nos reciben y nos bañan,
entre papas y mojo
navego en tu cuerpo,
una vida
en tu vientre germina.
Barcelona reluce,
se pinta el rostro,
tres corazones se unen,
felices tiempos,
complicados.
Una nueva mano,
en un verano cálido,
los cuatro agarrados
caminando juntos,
solos,
lejos,
en tierra extraña.
Envejeciendo,
las canas pintan
el cabello.
Las arrugas del alma
todo invaden,
llega el invierno.
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