sábado, 20 de abril de 2013

Ojos de caramelo.




Solo,

en medio de la nada,

marchito y decrépito,

en una lúgubre morada

encorvado de recuerdos.


Pienso en ti,

en tus palabras amables.

El viento aúlla,

prediciendo mi partida

intentando derribar,

las frágiles ventanas.


Aquí te conocí

lozana, delicada y fuerte

ojos de caramelo,

en la flor de la vida,

fuiste mi desvelo.


Golpes en la puerta,

se quien me requiere,

ha llegado la hora,

la parca espera impasible.


Suplico mi muerte

desde hace tiempo,

por este dolor intenso

en este bello sufrimiento.


Bello por haberte conocido,

por la pasión hacia ti

no fui capaz de atraerte,

no, no supe.


Un nuevo aviso

reclama lo que es suyo,

persiste paciente,

será cuestión de segundos.


Sabe que no lucharé

solo intento despedirme

decirte como te amé

en silencio, en silencio.


Veo sombras fuera,

mi cortejo fúnebre

se prepara fríamente,

¡comó es la noche de oscura!


Mis manos se debilitan

óseos dedos quebradizos,

los párpados se van cerrando,

mis pensamientos se apagan,

llega el sueño eterno.


Nadie velará mi cuerpo,

la muerte por última vez llama,

veo tu rostro de nuevo

¡sonriendo, sonriendo!



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