Solo,
en medio de la nada,
marchito y decrépito,
en una lúgubre morada
encorvado de recuerdos.
Pienso en ti,
en tus palabras amables.
El viento aúlla,
prediciendo mi partida
intentando derribar,
las frágiles ventanas.
Aquí te conocí
lozana, delicada y fuerte
ojos de caramelo,
en la flor de la vida,
fuiste mi desvelo.
Golpes en la puerta,
se quien me requiere,
ha llegado la hora,
la parca espera impasible.
Suplico mi muerte
desde hace tiempo,
por este dolor intenso
en este bello sufrimiento.
Bello por haberte conocido,
por la pasión hacia ti
no fui capaz de atraerte,
no, no supe.
Un nuevo aviso
reclama lo que es suyo,
persiste paciente,
será cuestión de segundos.
Sabe que no lucharé
solo intento despedirme
decirte como te amé
en silencio, en silencio.
Veo sombras fuera,
mi cortejo fúnebre
se prepara fríamente,
¡comó es la noche de oscura!
Mis manos se debilitan
óseos dedos quebradizos,
los párpados se van cerrando,
mis pensamientos se apagan,
llega el sueño eterno.
Nadie velará mi cuerpo,
la muerte por última vez llama,
veo tu rostro de nuevo
¡sonriendo, sonriendo!
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