La abuela dormita
cosechando recuerdos,
tiene el cuerpo cansado,
molidos los huesos.
Los niños la observan
esperando sus historias,
alrededor sentados
impacientes la despiertan.
Sonríe su rostro ajado
al ver a sus querubines,
son el aire que respira
el soporte de su vida.
Habla su voz tristemente,
el pasado vio en sueños,
allá cuando era joven
y corrían otros tiempos.
Trabajaba duramente
por un pobre jornal,
codo a codo con los hombres,
a ellos les pagaban más.
Las labores de su casa
la esperaban al acabar,
eran cosas que hacían
las mujeres nada más.
Cuidar de los niños
era una devoción,
su marido pensaba
que era su obligación.
Los pequeños perplejos
unos a otros miraban,
eso no es posible
está equivocada.
En el futuro los sexos
vivirán en igualdad,
hay que luchar por ello
es nuestra libertad.
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