María tirita,
en la noche
helada,
tiene dolores
pero no dice
nada.
El miedo la
envuelve,
el sendero la
daña,
con una
sonrisa
al sufrimiento
engaña.
El fruto de su
vientre
está tan
cercano,
se mueve
despacio
lo nota en su
mano.
Su esposo
intranquilo
se siente
abatido,
no encuentra
el rumbo
en la
oscuridad perdido.
En el cielo
tenebroso
una estrella
aparece,
marca el
camino
la esperanza
crece.
La ciudad
descansa
ya llega
el momento,
en un frío
pesebre
será el
nacimiento.
Jesús ha
llegado
con su reino
de amor,
al mundo
contadlo
sin ningún
temor.
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