Penitente.
Un alarido
de mi boca se escapa
y gritando estoy amor
para que vuelvas.
Te alejaste
fríamente de mi lado,
no avisaste corazón
de tu partida.
Mi alma te llevaste
sigilosa,
quedé recitando
esta plegaria
y hasta dios se olvido
de mi presencia
pues no escucha el clamor
de mis demandas.
Entre puentes
de dolor y agonía,
una isla de esperanza
se levanta.
Recordando
estoy llorando
tu ausencia
y en mi mente
se repite tu sonrisa.
Cortaré mis venas
lentamente,
dejaré que la sangre
fluya libre,
volaré hasta ti
en un instante
y en el cielo
te hallaré amada mía.
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