domingo, 9 de diciembre de 2012

T


Penitente.


Un alarido

de mi boca se escapa

y gritando estoy amor

para que vuelvas.



Te alejaste

fríamente de mi lado,

no avisaste corazón

de tu partida.



Mi alma te llevaste

sigilosa,

quedé  recitando

esta plegaria

y hasta dios se olvido

de mi presencia

pues no escucha el clamor

de mis demandas.



Entre puentes

de dolor y agonía,

una isla de esperanza

se levanta.

Recordando

estoy llorando

tu ausencia

y en mi mente

se repite tu sonrisa.



Cortaré mis venas

lentamente,

dejaré que la sangre

fluya libre,

volaré hasta ti

en un instante

y en el cielo

te hallaré amada mía.



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