Madrid.
Llega la tormenta
después de la calma,
dibujando rayos
sobre la tierra.
Tierra mojada
de mis sueños,
pintada de gualda
granero de esperanza.
Tierra de sabiduría
noble y
hospitalaria,
de caminos solitarios
de llanuras calladas.
Cabalgando por tus campos
en corceles imaginarios,
sintiendo la libertad
que brindan tus encantos.
Madre patria,
que acunaste mi niñez
con tu sol interminable
y tus noches estrelladas.
Mis recuerdos dormidos
despiertan de las tinieblas,
en el amanecer diario
del azul de tu cielo.
Cuando llegue la muerte
incansable depredadora,
unid mi cuerpo a Madrid
en el sueño eterno.
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