Carta al amor que quedó llorando.
Amor mío:
Tan lejos de ti, la distancia parece aumentar a cada
momento. Cielo, que lento es el tiempo. Cuento las horas como segundos y mi
reloj nunca avanza.
Que agónica la sensación de abandono. Sé que la vida solo
tiene un sentido y es el de volver a tus brazos.
El aire que respiro ya no es aire. Llevo tu aroma en mi
alma y eso hace que mantenga la esperanza. Viendo que la realidad es maligna,
caigo en un éxtasis proponiendo tu recuerdo a mis sentidos.
Que frío está mi lecho sin tu presencia. Como anhelan mis
labios tus besos, esperando que tu aliento roce el mío. Que bajen suavemente
por mi rostro, se entretenga en mi cuello hasta encontrar mi pecho. Tengo la
sensación que tu sedoso pelo cae en él. Mientras yo disfruto como un niño con
tus senos, que me acogen con calor casi materno. Quiero escalar esos montes con
mi boca, en busca de ese fruto que en la cima me espera. Que bonito el color
que lo protege, que entusiasmo cuando mis ojos lo ven crecer. Y en el desespero
tocar tu piel pues mis manos no hallaron algo mas suave. Es sensible si la
rozo, que fragancia que desprende.
Pienso que juegas con mi vientre deslizando tus dedos por
mi deseo. Me gusta tanto que te entretengas en cada trocito de mí.
Subes y bajas lentamente, dejando la huella de tu amor
entre mis ingles. Retozan tus dedos agrandando la que es tu alegría.
Mordisqueas dulcemente con cariño y tu lengua despierta mis instintos.
Exploro con la mía tus pasiones agitándose sin control todo
tu cuerpo. Cuando la locura pida que unamos sensaciones, entraré en ti muy
despacito.
Notando la llegada del clímax, vaciaré todo mi ser en tus
entrañas. Dejaré que quede dentro de ti, para ser parte de tu existencia. Y
jugaremos toda la noche y todo el día, hasta que el sueño duerma nuestros
corazones.
He de dejarte joya mía, no puedo continuar. Ruego a dios
que acorte esta ingrata eternidad para tenerte. No hay nada que pueda consolar
mi angustia.
Te quiero tanto…
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