La cama vacía
soñaba con ella,
con sus ojos negros
llenos de tristeza.
En el cabezal pintado,
el dragón llameante
con una flor en las garras,
surcaba el cielo.
La vio al frente
blanca y clara,
dulce carita de niña,
mujer enamorada.
¡Hola luna!
Rodeada de estrellas,
rompes la oscuridad
y el infinito silencio.
En la rosa,
mezclados con su aroma
mis besos,
estoy prisionero
en la torre de sus deseos.
Manda tus sueños
en una cajita de plata,
que quede tu corazón
arrimadito al mío.
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