Llueve.
Mis pensamientos
vuelan hacia ella,
el agua inunda
la calle.
Ha marchado,
la espero,
quiero sentirla cerca,
tan cerca
que su aliento
acaricie mi cara.
Sus besos están distantes,
inaccesible su alma
y en el infinito
el color de sus ojos.
Jamás tendré su
corazón,
es un imposible.
Ella pide paz,
no imagino su tormento.
Toco su vida,
rozándola
en la lejanía,
el destino decidió
que la conociera.
Llueve
y las gotas frías
caen por mis mejillas,
mezclándose con mis lágrimas.
Es una agonía
no sentirla en mis brazos,
sufro por ella
y no se ni su nombre.
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