Azul era el cielo azul,
en ese atardecer
cerca de la primavera.
el sol en el horizonte
letamente se escondia.
Llegué donde estabas tú,
con una rosa en la mano
tu sonrisa me cautivó,
cuando me besó
llenándome de vida.
El silencio nos envolvía
y nuestros dedos
temblando por la emoción,
se esforzaban en conocernos.
En el suelo la flor caída
teñida de pasión,
rozando nuestros cuerpos,
desnudos, ardientes,
fundidos en uno solo.
Tanto deseo guardado
escapándose sin miedo,
susurros son nuestras voces
te quiero niña,
te quiero.
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