domingo, 21 de abril de 2013

Vampira.


 


Franqueo las murallas,

las puertas abiertas,

desguarnecidas,

parecen desiertas.


El castillo misterioso,

me atrae a sus entrañas,

estatuas guerreras,

empuñan guadañas.


En la oscuridad

el miedo se siente,

la luz de la antorcha,

alumbra las sombras

del gélido ambiente.


Avanzo a  hurtadillas,

mi rumbo es incierto,

las piernas me guían,

en esta soledad

todo parece muerto.


En un trono dorado

bañado de luna,

en medio del patio,

su cuerpo sentado

en la noche brilla.


Me llaman sus manos,

sus labios con hambre,

fríos me abrasan,

deslizándose por mi cuello

buscando mi sangre.


Mi cuerpo inerte

yace en su regazo,

dice que soy eterno

descanso tranquilo,

me envuelve su abrazo.


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