martes, 11 de marzo de 2014

T


Mujer trabajadora.



Va por la plaza María,

las piernas siempre hinchadas,

de tantas horas echadas,

en el trabajo.



De tienda en tienda,

corre,

que cierran,

cargada hasta las cejas,

cansada.



Llega a casa desecha,

en la cocina

esperan

los platos,

 desde la noche.



Se cambia de ropa rápido

hace la cama deprisa

que hay que preparar

comida,

para el marido.



Suena el timbre

de la puerta,

es Pedro que ya ha llegado,

ya terminó la partida

con los amigos.



Una cervecita fresca,

mientras espera sentado,

en su sofá favorito

que esté la mesa puesta.





Recoge ella tranquila

mientras el vuelve a su sitio,

que tiene que hacer la siesta

hasta el partido.



Los niños se alborotan,

en el parque que se desahogan

y ella cuenta sus penas,

a las amigas.



Baño, cena y cama,

se va acabando el día,

prepara leche a todos,

de ella se olvida.



En silencio descansan,

hoy no exigió que cumpliera,

esta es su triste historia,

una rutina.



Mirándose al espejo,

se engaña a si misma,

esto no será eterno,

ya vendrán tiempos mejores.





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